Los dientes de leche son tan importantes como los definitivos. Cada parte del cuerpo tiene una función en particular y la boca no es una excepción. Cada componente en ella tiene una razón de ser y ayuda, por ejemplo, a participar en el habla y la digestión. Así, los dientes son una de las piezas principales para el buen desarrollo de esos procesos, por eso es importante cuidarlos desde el nacimiento.
Camila siempre fue una niñita muy consentida. Cada vez que lloraba, su mamá le daba algún dulce para que dejara de hacerlo, y si no quería irse a dormir, el modo en que lo lograba era preparándole algo sabroso para que tomara con el biberón.
Cuando le aparecieron las primeras caries a Camila, todavía era muy pequeña, pero su mamá no le dio importancia. Y cuando una amiga se atemorizó al ver los dientes de la niña, su mamá le respondió muy tranquila: “No importa, si total son los dientes de leche, los va a cambiar”.
¡No hay nada más erróneo! La salud oral empieza en la infancia. Esto es, prácticamente desde que el bebé llega a este mundo. Al nacer, el primer grupo de dientes ya está casi completamente formado, y aunque al principio no se vean, ya que están “escondidos” debajo de las encías.
Esos primeros dientes serán los llamados dientes primarios o dientes de leche, y cuando el niño llegue a los cinco o seis años de edad, comenzarán a caerse para darle paso a los dientes definitivos. Por eso, entre los cinco y los trece años, conviven en la boca de los niños ambos tipos de dientes, hasta que ya no quede ninguno de leche.
Esos dientes son muy importantes porque le permitirán -al bebé primero y al niño después- masticar la comida y alimentarse bien, tener una bonita sonrisa y una apariencia normal en el rostro, y aprender a hablar y pronunciar las palabras correctamente.
Además, los dientes de leche son los que guardan el espacio para que luego crezcan los dientes definitivos fuertes y sanos, y permiten que estos últimos tengan una aparición o brote saludable, a su debido momento. Por ejemplo, si un diente de leche tiene caries (que pueden ser provocadas por los dulces y las bebidas azucaradas), entonces pueden caerse y dejar un espacio vacío que puede cerrarse. Entonces el niño necesitará un aparato especial para que eso no ocurra y se mantenga el lugar para el diente definitivo que tiene que aparecer y crecer más adelante.
Y ése no es el único inconveniente. Aunque no se caiga, un diente con caries puede generar lesiones en el que lo sustituirá, que cuando llegue el momento puede aparecer con manchas o debilitado, por ejemplo.
Otro de los problemas frecuentes que pueden tener los niños en la boca es provocado por el chupete o por chuparse el dedo. Este hábito es normal hasta los dos años y puede extenderse un poco, pero si luego de los cinco años de edad el niño no modifica esta conducta, entonces deberías buscar ayuda ya que puede provocarle serios inconvenientes en el desarrollo normal de los dientes y de la boca en general.
Algo similar ocurre al tragar. Algunos niños empujan los dientes con la lengua cuando tragan y hacerlo repetidamente, los van corriendo lentamente de su lugar. Esto puede provocarles problemas para morder que luego son más difíciles de corregir. Si notas que a tu niño le pasa esto, lo mejor es consultar con algún fonoaudiólogo, que es el especialista en problemas del habla, para que ayude a tu niño a corregir estos errores y aprenda a colocar bien la lengua.
La lengua y cada uno de los dientes tienen una función especial en la boca, que ayuda tanto al habla como a la digestión. Por eso es importante cuidar la salud bucal de los niños desde la primera infancia. Y para que puedas comenzar ahora mismo, algunos cuidados sencillos que puedes tener con tus niños incluyen:
- Límpiales los dientes de leche cada día. Al principio, cuando son más pequeños hazlo frotándolos suavemente con una toallita de baño limpia y húmeda, y luego, cuando los dientes de leche ya estén más grandes, usa un cepillo de dientes para niños.
- Si tu niño tiene menos de dos años de edad, no uses crema dental para su higiene bucal; en vez de eso, usa sólo agua.
- No dejes que los niños se queden dormidos con el biberón en la boca, ya que puede provocar lo que se conoce como “caries de biberón”.
- Anima a los niños mayores a comer bocadillos con poca azúcar, como frutas, queso y verduras, y evita darles dulces pegajosos y gomosos.
- Enséñales cómo cepillarse los dientes y la importancia de mantenerlos limpios.
Y no te olvides de llevarlos al odontólogo (el dentista) con frecuencia, tal como deberías hacerlo tú. No esperes a que sean “más grandes” ya que los cuidados deben practicarse desde que son bebés. La mayoría de los dentistas pediátricos está de acuerdo en que el cuidado dental periódico debe comenzar al año de edad, con una revisión dental dos veces al año para la mayoría de los niños, aunque algunos niños podrían necesitar evaluaciones y cuidado más frecuentes. ¿Ya tienes programada la próxima visita?
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